¿Por qué elegir una Wii U?

La guerra de consolas.

No sé si será una ramificación más de la naturaleza humana, “el competir hasta con los productos que utilizamos”, o es más bien una ampliación de la competición que radica en gran parte de los videojuegos y se traspasa a los consumidores: “el objetivo de ser el mejor, de llegar al final y derrotar a tus oponentes”.

Sea como sea, (probablemente ambas) con la llegada de Microsoft hace un tiempo (y pronto a un nivel más mundial) la triada de consolas de sobremesa está completa al fin: Wii U, PlayStation 4 y Xbox One.

La guerra está desatada y las profecías son inevitables. El marketing ha tenido traspiés polémicos, desde la colisión hater hacia la Xbox One, el posicionamiento de mercado de la PS4 y la confusa percepción de los consumidores hacia la Wii U.
¿Qué nos lleva a elegir a una consola por sobre las otras dos?
¿Qué están buscando los consumidores?
¿Por qué elegir una Wii U?

Cultura Nintendo

Soplar el cartucho, probar una vez más, ahora sí que funciona. Un ritual en los tiempos de “la Nintendo”. Si no la tenías tú, la tenía un amigo, si ninguno de tus amigos la tenía, de seguro había un local cerca que la arrendaba y en el que las horas pasaban volando.

¿De qué estoy hablando? De la NES. Al menos acá en América del Sur (en contraposición a España donde SEGA estuvo mucho más presente) Nintendo reinó como concepto de los videojuegos en consolas; no había rival. Jugar videojuegos era jugar a la Nintendo, un sinónimo.

Podías ir a las “máquinas” y jugar Puzzle Bubble, Street Fighter o el clásico beat/shoot’em up (un pandillero o una nave contra el universo) pero no habían “Marios” ni “Metroids”, la exclusividad construía la marca y en la mente de un niño al que no le tienen que importar conceptos así, ese mando y esa consola conectada a la televisión 4:3 era magia, pura magia.

Y los años pasaron, apareció PlayStation; no habían “Zelda” ni “Starfox”, pero estaba Spyro y estaba Crash, y eran alucinantes también. Dreamcast voló hacia su ocaso para no volver a repetirse el plato y entonces Xbox entró en juego. Nintendo se la jugó con la Gamecube pero no le fue tan bien, el sinónimo se fue perdiendo y esos niños ahora mayores podían elegir otras opciones. Videojuegos de consola eran ahora Nintendo, Sony y Microsoft.

La nueva generación llegó, Microsoft presentó la Xbox360 y Sony la PlayStation 3. Seguían la misma linea de sus antecesoras pero mejoradas (aunque a la Xbox360 le tomó un par de modificaciones posteriores) y entonces Nintendo presentó la Wii. Se auguraba fracaso, ¿había lugar en el mercado para una consola que apostaba en otros términos? ¿había lugar entre los jugadores para una consola que no representaba lo que estaban esperando?.
Y vaya que si lo hubo, no solo se posicionó como la consola mejor vendida de la generación pasada, sino que explotó un nicho inexplorado en esas dimensiones, el jugador casual.

Fluyeron los años y Wii fue cayendo en el olvido mediático, los títulos de la propia Nintendo se fueron diluyendo, el apoyo de las third-parties desapareció en comparación a sus rivales. El sector casual estaba conociendo lo que hoy ya es una fuerte plataforma, los smartphones. ¿Cual iba a ser la apuesta para la próxima generación?

La evolución de la Wii

Mucho se ha dicho y escrito sobre la campaña de marketing de la Wii U. El propio presidente de Nintendo, Satoru Iwata declaró que no han conseguido que las personas entiendan el atractivo de la consola, lo que incidiría en sus bajas ventas.

La apuesta de la primera Wii fue enorme, un control con sensor de movimiento que no se parecía en nada a lo que los jugadores estaban acostumbrados, menor capacidad gráfica que sus competidoras y un enfoque a “la familia” que mucho se alejaba de esa percepción social del gamer encerrado en su habitación oscura jugando sin dormir por 3 noches.

Era una sensación extraña, en una esquina tenías a Microsoft y Sony boxeando entre ellos y en la otra estaba Nintendo ganando dinero sin pelear contra nadie. Con la llegada de la nueva generación, restaba ver si la revolución continuaba, o la gran N iba a volcarse a lanzar puñetazos a la esquina contraria. El resultado fue la Wii U, que hasta retomó el nombre de su antecesora para apostar y ganar al mismo publico que ya tenía ganado, o eso creía la compañía.

No fue así, el comprador casual, aquel que no vuelca mayor atención en el mundo de los videojuegos, nunca entendió muy bien cual era el objetivo de la nueva consola de sobremesa, y a muchos no les valió la pena tener que desembolsar dinero por algo que ya poseían (para varios, una Wii y 4 entregas de Just Dance), es decir, el objeto no tenía valor de consumo. Por otro lado los videojuegos que pueden ser fácilmente abordados habían sido acaparados desde el sector smartphone, en menos de una década absorbieron a los celulares convencionales y es mucho más asequible comprar Angry Birds por un par dólares que aquél juego casual X que cuesta 20 o 30 veces más y que solo puedes jugar en tu casa.

¿Y qué nos queda? El jugador que dedica su tiempo a jugar. Desde aquellos afines a Nintendo que comprarían la consola sí o sí, hasta los que se dedican a proclamar “Nintendoom” y profetizar la quiebra de la compañía; sin embargo, creo que de todo lo que he leído, escuchado y visto en internet, hay un aspecto que destaca más que todos a la hora de criticar y comparar la consola con sus compañeras de generación:

El pecado de Nintendo

Potencia Gráfica. Así, sin más; creo que mucho se define a partir de esto.

¿Que sucedería si la Wii U (además de mejores comerciales) hubiera optado por un lector BluRay y hardware igual de potente que la PS4 y la Xbox One?
-No hubiera existido una oleada de desarrolladores argumentando que su capacidad apenas rozaba la generación pasada.
-Juegos como GTA V, Borderlands 2, Bioshock Infinite y los Call of Duty anuales hubieran salido sin problemas (de marketing) y así no se valoraría a la consola por sus carencias, sino por lo que tiene al igual que las otras MÁS sus exclusividades (Mario Gatito, Mario Kart, Zelda, Smash)
-Al poseer características físicas similares, aspectos como el Wii Pad (el mando con pantalla de la Wii U que asemeja una tablet) hubiesen resaltado muchísimo más como una ventaja que como una característica adicional.

En resumen, los jugadores querían que boxeara con Sony y Microsoft, y aquí, para mí, está la razón por la cual se debe elegir una Wii U por sobre una PS4 o una Xbox One. Me explicaré a continuación.

Una consola de sobremesa no es un PC

La industria de los videojuegos lo sabe, y se intentó diferenciar hace mucho. Microsoft es la que más apostó al respecto esta vez, absorbiendo a la televisión e intentado convertir a la Xbox One en el artefacto absoluto del entretenimiento “en casa”. No le ha ido tan bien.

Plataformas como Hulu o Netflix se acoplaron a pasos agigantados; y es fácil escuchar música con suscripción o comprar una película que está en los cines de forma digital y verla en nuestra consola, tal como si compráramos una entrada.

La delgada linea que diferenciaba a una consola de sobremesa de un computador de escritorio se está diluyendo poco a poco. Sony aún la mantenía la generación pasada con el microprocesador Cell, pero la dificultad que había en éste para programar  en comparación a la Xbox 360 hizo que en esta generación las arquitecturas fueran similares.

Así, los juegos pueden ser construidos o portados para multiples plataformas sin una necesidad mayor de dinero o carga de trabajo y podríamos disfrutar el mismo juego AAA (juegos con gran presupuesto y mano de obra, hechos para vender por millones) tanto en una consola como en un computador.

Pero existe un único y gran problema: una consola actual nunca va a ser mejor que un PC, no si compite en sus mismos términos.
Y vaya que lo entendió Valve anunciando la Steam Machine. Una consola no puede ser mejor, porque es un entorno cerrado, su evolución consiste en modificar el software a corto plazo (aplicaciones, entornos digitales) y pequeños cambios al hardware a mediano plazo (ampliación disco duro, mejora de ventilación, etc). Los grandes cambios que experimenta una consola los recibe cuando se pasa a la siguiente generación, y la generación pasada duró más de 8 años.

Un PC se adapta a lo que el consumidor es capaz de pagar, con el camino abierto a una constante evolución, donde puedes cambiar de tarjeta gráfica o hasta de procesador, donde existen plataformas como Steam en la cual puedes comprar los mismos juegos que en consola (a excepción de claro, las exclusividades) por una fracción de su precio. La misma Steam Machine se basa en este principio, es un PC, evoluciona como tal, pero está construida para ser una consola. y cualquiera puede hacerse la suya.

Y si aún, estimado lector, no dimensionas las consecuencias, pongamos en la mesa Watch_Dogs; entró a la polémica hace semanas debido al downgrade en su aspecto gráfico para Xbox One y PS4. Peor aún fue cuando se hizo la comparación a la gráfica que puede alcanzar en un PC, no hay lugar a dudas, este último lo sobrepasa. (Y algo similar sucedió con Infamous: Second Son, acusado de downgrade también.) ¿Qué nos queda, cuando los juegos que mueven millones y millones de dólares en la industria, son capaces de ofrecer un potencial mayor en un PC que en una consola, habiendo empezado la nueva generación hace apenas un año? ¿Qué sucederá en 7 años más? 

O dicho de otra forma, ¿Qué sucede cuando las consolas de sobremesa intentan competir con un PC, y pierden?
Que solo la consola que logre diferenciarse del resto será la que valga la pena. No se trata solo de las exclusividades (no por tener Nintendo en su poder varias de las franquicias más poderosas vende más Wii U que PS4 o Xbox One) sino de la identidad de la consola. De hacer al consumidor preguntarse el por qué es mejor tener una consola de sobremesa que un PC o una Steam Machine con un control, o de ahorrar para el futuro Oculus Rift.

Al final de la guerra, la consola que vale la pena es aquella que aún conserva su identidad como tal, que es capaz de competir en sus propios términos, pero también de hacer apuestas arriesgadas y revolucionar la industria. No se trata sólo de mejorar lo posible, sino de intentar lo imposible y que resulte. No resultó con el Virtual Boy, resultó con la Wii original, y en este contexto casi no resulta con la Nintendo 3DS, pero resultó.

En mi opinión, elegir una Wii U no radica en tener acceso a los juegos AAA anuales multiplataformas, o a vislumbrar la mayor capacidad de procesamiento gráfico. Eso lo gana el PC por salto olímpico a todas las consolas de esta generación, y lo va a ganar con mucha más facilidad cada año que pase hasta que esta generación termine.

Elegir una Wii U es elegir una consola que intenta revolucionar otra vez la manera en que interactuamos o formamos parte de un videojuego.
Y entonces tal vez no suene tan descabellado afirmar que Nintendo es la única con una consola de videojuegos de sobremesa de la actual generación. Las otras han entrado en otro termino, consolas de entretenimiento. ¿Cuantos años pasarán hasta que las exclusividades ya no definan que es y que no es una consola de videojuegos? ¿Hay mercado para una consola de entretenimiento, o será absorbida como sucedió con el sector casual y los smartphones?

Como suelo decir, tiempo al tiempo.