Desde hace un tiempo a la fecha, los grandes estrenos de la cartelera son un gran bingo gran, de sagas o superhéroes. Años anteriores a que sucediera esto, había una diversidad amplia de géneros en lo que dictaba a “Blockbusters”, entre ellos, las películas bélicas. Era casi improbable que una película de la Segunda Guerra Mundial volviera tan fuerte en los mega-estrenos, (Hacksaw Ridge no tuvo el mismo impacto) como lo hace Dunkirk de Christopher Nolan.
Con la premisa de que: También hay heroísmo en la derrota, Nolan lleva su narrativa un paso más allá, y se arriesga dejando el tradicionalismo.
Inspirado en la Operación Dinamo, Nolan se enfoca en tres puntos de la historia para ir relatando su película. La primera historia, nos muestra a los aliados atrincherados en una playa del Canal de la Mancha, intentando escapar de los enemigos, todo esto comienza una semana antes del punto álgido.
La segunda historia, es sobre un barco privado que es contratado por la Marina real británica para rescatar a los soldados atrincherados, ellos parten un día antes del punto álgido.
Y la tercera parte, sobre tres pilotos de guerra que vuelan hacia donde están formadas las tropas aliadas para ayudar en la defensiva, una hora antes del punto álgido.
Esta separación es la que te deja en claro el nivel de dirección que tiene Nolan, en su debido momento, logra que estas divisiones de historias, tomen solo un rumbo. Algo que se puede deducir desde un principio, y que es uno de los momentos donde la cinta juega con su propia línea de seguimiento ya que el efecto sorpresa radica en unos dispersos y confusos, pero que, de igual manera bien elaborados, ataques del enemigo tipo ave rapiña, saliendo de la nada.
Lo errático de esto, se refleja en la música compuesta por Hanz Zimmer. No es una orquesta clásica, sino que es un acompañamiento solamente. Para lo que necesitaba la película, es justo, no quita la experiencia de disfrutar Dunkirk, pero, aun así, a manera personal, se me hizo molesta, en momentos sentía, que solo por la música, recurrirían a la The Dark Knight.
Agregado a esto, los fallos en la narrativa se producen en una de las “tres partes”. Específicamente, con los soldados aliados, la película inicia con ellos y tú no sabes que pasa (A menos que obviamente sepas la situación histórica), no es un gran problema, pero más adelante sigue de la misma manera. La idea de enfocarse en su individualismo al momento de escapar y que a la vez te sirvan como un punto de conexión para enlazar las otras dos historias, se sintió floja por el poco trabajo narrativo y el enfocar todo en los escapes.
Lo mejor de estas “tres partes” es la del dueño (Mark Rylance) del barco privado, se nota que hubo un trabajo más acabado en esa parte y un intento de identificar al que se sienta en la butaca con los personajes. Cada escena en que se mostraba a los integrantes de esta parte, se avanzaba un poco más, se ahondaba más, algo que en características generales la película no lo ofrece.
Como ya pueden notar, de por sí, debido a su estructura, no sigue los cánones de un gran estreno nivel Hollywood. Lo que hace que Dunkirk, llegue a este nivel es la técnica. Visualmente, debe ser una de las mejores películas que he visto en este año, las escenas de los aviones en acción, Tom Hardy en su Spitfire (avión británico de la Segunda Guerra Mundial), las visuales desde arriba y hacia el horizonte, los barcos hundiéndose, filas y filas de soldados esperando su turno. Todo eso, combinado, con un sonido que te hace angustiarte cada y cada vez más, hace que la experiencia de ir a sentarse en una butaca, valga la pena. De hecho, el solo sentir un zumbido, algo molesto para mí, pero que ahí está, es el anuncio de un enemigo y eso, te pone los pelos de punta teniendo en cuenta que estamos en presencia de unos soldados con sus horas contadas y que en cualquier momento puede caer alguno de ellos.
De esta manera Dunkirk, cumple su promesa de que, en el fondo, a pesar de la derrota podemos encontrar heroísmo en cualquier ocasión aunque se deba escapar ante el enemigo. En parte, filosofía del propio Nolan.
Si creemos que celebrar los triunfos morales es malo, esta cinta te deja en claro que no hay nada de malo en un triunfo moral, sobretodo en momentos donde ya no tienes esperanza de sacar un buen resultado.
Dunkirk, no es la mejor película del año, ni de Nolan, pero si es un muy buen relato bélico, que te intriga a cada momento y hace aumentar tu angustia más adrenalina de mitad a fin. Si tiene la oportunidad de ser o andar en Santiago, vaya a verla en IMAX 70mm de CineHoyts Plaza Egaña.
Trailer:
Danos tu opinión